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Introducción a los AGEs (ácidos grasos esenciales)
Uno de los principales intereses de la nutrición en estos días es la calidad y la cantidad de grasas que ingerimos. El reto actual es conseguir ingerir la proporción adecuada de ácidos grasos esenciales (AGE), ya que el cuerpo no es capaz de fabricarlos y sólo podemos obtenerlos a través de los alimentos:
– Acido oleico, representante y mayoritario de los co-9, contenido sobre todo en el aceite de oliva. Es un ácido graso monoinsaturado .
–Acido linoleico, representante de la serie 00-6, presente mayoritariamente en los aceites de semillas. Es un ácido graso poliinsaturado.
– Acidos CO-3, que se encuentran en los pescados, especialmente en los de tipo graso. Es un ácido graso poliinsaturado, en cuya serie se incluye el ácido alfa-linoleico, el ácido eicosapentaenoico o EPA y el ácido docosahexaenoico o DHA.
Los estudios en la evolución de la dieta indican que los cambios más importantes han ocurrido en el tipo y cantidad de ácidos grasos esenciales y de antioxidantes en los alimentos. Los cambios ocurridos en los últimos 100 años son potentes promotores de las enfermedades degenerativas más comunes en la actualidad: ateroesclerosis, diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad y determinados cánceres.
Se estima que la relación de co-6: co-3 es de 15-20:1 en los países industrializados, cuando debería ser inferior a 10:1. Y teniendo en cuenta los beneficios que se están descubriendo en los co-3, especialmente en el DHA, cada vez se ve más necesaria la suplementación con DHA desde la gestación hasta edades avanzadas.
¿ Cuál es la dosis diaria recomendada?:
La OMS recomienda entre 1000 y 2000 mg/día, cuando lo habitual en los países industrializados es no superar los 150mg/día.
¿ Por qué es importante el DHA?:
Los estudios sobre el DHA son relativamente recientes y todavía hoy se están investigando nuevas aplicaciones.
Lo que sí sabemos es que es parte esencial de la pared celular, del cerebro, del ojo y del sistema nervioso central y que su ingesta previene una larga lista de problemas de salud, especialmente de tipo degenerativo.
EPA o DHA:
Su precursor es el ácido alfa linoleico (LNA) , pero su conversión en EPA y DHA es muy lenta y, por razones todavía desconocidas, normalmente muy baja o ausente.
Estudios comparativos del DHA y el EPA han demostrado, entre otros efectos, que previene la aterosclerosis, regula la presión arterial y actúa sobre el sistema inmunitario, con una acción inmunomoduladora. También se ha comprobado que en individuos con una dieta alta en grasas, el EPA disminuía el nivel de triglicéridos un 19% mientras el DHA un 49%.
Sin embargo, tanto el DHA como el EPA son necesarios para prevenir enfermedades degenerativas. Son componentes esenciales de la estructura de la pared celular, son necesarios para el buen desarrollo del cerebro, el sistema nervioso central y el ojo y para el buen funcionamiento de los sistemas inmunitario, reproductor, respiratorio y circulatorio.
Es interesante señalar que el DHA y no el EPA se encuentra en niveles muy elevados en la leche materna, para poder cubrir las necesidades de los neonatos.
Sistema cardiovascular:
En diversos estudios se han observado los siguientes beneficios del DHA sobre el sistema cardiovascular:
1- Regula los niveles de triglicéridos y VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad) en el plasma, sin los efectos indeseables de los fármacos usados para ello. El DHA es efectivo tanto en sujetos normo como hiperlipidémicos, gracias a la inhibición de la síntesis hepática de triglicéridos y VLDL que se consigue con el DHA.
También se ha probado que regula el nivel de lípidos en sangre y disminuye el riesgo de problemas cardiovasculares en mujeres postmenopáusicas con o sin tratamiento hormonal sustitutorio.
2- Por otro lado, se ha observado que el DHA eleva los niveles de HDL, llamado popularmente «colesterol bueno».
3- Aumenta la vasodilatación arterial. Estudios hechos por el Honolulú Heart Program evidenciaron que la muerte por cáncer de pulmón es muy inferior en Japón que en Estados Unidos, aún cuando el hábito de fu mar es dos veces más común entre los hombres japoneses que los americanos. Pudieron comprobar que la ingesta elevada de pescado, rico en ácidos grasos co-3, protegía a los fumadores de los efectos dañinos del tabaco sobre el corazón y las arterias, aumentando la dilatación de estas, disminuyendo la adhesión plaquetaria y reduciendo la respuesta inflamatoria al daño provocado por el tabaco. También que disminuía los niveles de triglicéridos y fibrinógenos, así como la presión arterial.
4- Reduce la hipertensión arterial moderada, como se ha demostrado en distintos estudios. Se ha podido comprobar que el DHA reduce la presión arterial sistólica y díastólica, tanto en sujetos normo como hipertensos. (Appel) Este efecto normalizador de la presión arterial se potencia reduciendo la ingesta de sodio.
5- Disminuye el riesgo de trombosis derivada de niveles altos de ácido araquidónico
Por último, un estudio hecho en el Departamento de Farmacología de la Universidad de Illinois en Chicago constató que el DHA inhibía la agregación plaquetaria.
6- Previene la arritmia y la muerte súbita, como se comprobó en estudios hechos en Estados Unidos .
Cerebro, tejidos nerviosos y visión:
Las concentraciones más altas de DHA se encuentran en el sistema nervioso central y el cerebro, especialmente en las partes de éste que necesitan una elevada actividad eléctrica. Sus 6 dobles enlaces permiten una adecuada conexión entre los neurotransmisores y los receptores, lo que es básico para una óptima comunicación nerviosa.
El 60% del cerebro es grasa estructural, de la cual el 25% es DHA. Sus mayores concentraciones se encuentran en:
– Cortex cerebral: parte exterior del cerebro
– Membranas sinápticas: terminaciones de las neuronas, donde se transfieren los mensajes.
– Mitocondria de las neuronas: son las que generan la energía para las células y dan vida al cerebro. Aunque todo el cuerpo está en contacto con el DHA porque circula por el riego sanguíneo, las necesidades del cerebro son las más elevadas y su función allí es muy importante.
– Fotoreceptores: son una parte de la retina que usa el DHA como conductor. La retina es el tejido del cuerpo que tiene la concentración más elevada de DHA, el cual es crucial para su formación en el feto y en los niños. Los que han recibido niveles adecuados de DHA tienen una mayor agudeza visual y procesan mejor las imágenes.
Pero dado que los fotoreceptores se renuevan cada día, se recomienda la suplementación con DHA también en la edad adulta.
Se ha investigado que los sujetos afectados de retinitis pigmentaria no pueden convertir el ácido linoleico en DHA (Hoffman), por lo que se recomienda su suplementación.
Los individuos con dislexia tienen problemas con sus retinas y dificultad en procesar la información visual en el cerebro. Algunos investigadores como B. Jacqueline Stordy de la Universidad de Surrey, Guilford, UK, han observado mejoras en la capcidad para leer y en el comportamiento en disléxicos suplementados con DHA.
Actualmente, el DHA se está utilizando para frenar cualquier proceso degenerativo del ojo, incluida la degeneración de la mácula, la formación de cataratas, la progresión de la miopía y el glaucoma.
Necesidades durante la gestación, la lactancia y la infancia:
Acabamos de describir porque el DHA es básico para el desarrollo del cerebro y el ojo.
La OMS, la Fundación para la Nutrición Británica y la Sociedad Pediátrica de Gastroenterología y Nutrición Europea recomiendan que las fórmulas para neonatos estén enriquecidas con DHA, para asegurar un correcto desarrollo del cerebro
Varios estudios han demostrado un mejor desarrollo mental en niños suplementados con DHA.
Diversos estudios han comprobado que los ácidos grasos co-3, especialmente el DHA, permiten tratar:
– artritis reumatoide y osteoartritis. Además, los AGE son necesarios para producir la secreción que lubrica las articulaciones.
– asma, alergias y asma bronquial
– eccema, dermatitis atópica y psoriasis. En el caso de la psoriasis, en los distintos estudios llevados a cabo se ha observado una mejora de sus síntomas, disminuyendo rápidamente el prurito, seguido de disminución de la escamación e induración de las placas. En la psoriasis artrítica se ha constatado una mejora subjetiva del dolor articular.
– colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y enfermedad inflamatoria intestinal (EII): en estas disfunciones se ha constatado que los tejidos intestinales contienen niveles anormalmente altos de prostaglandinas inflamatorias originadas por el AA. Con la suplementación con DHA, en la enfermedad de Crohn se consigue disminuir la inflamación intestinal y en la colitis ulcerosa sanan los tejidos intestinales y se reduce el sangrado rectal, acompañado de un aumento de peso. (Shoda y Stenson)
– disminuye la hiper-sensibilidad a los rayos UVA.
– mejora los síntomas de la enfermedad de Raynaud al favorecerla respuesta vascular a la isquemia.
Depresión, esquizofrenia, Alzheimer y demencia senil:
– Depresión: distintos estudios epidemiológicos han demostrado una relación entre el aumento de la depresión y un descenso de la ingesta de AGE w-3. Hay que tener en cuenta que hasta un 45% de los ácidos grasos de las membranas sinápticas son AGE, sobre todo DHA.
Las deficiencias de w-3 también pueden contribuir en los síntomas de depresión en alcoholismo, esclerosis mútiple y la depresión post-parto.
Estudios hechos en el Departamento de Psiquiatría de la Unversidad de Sheffíeld, Inglaterra, evidenciaron una relación entre la severidad de la depresión y los niveles bajos de ácidos grasos en la membrana de las células sanguíneas, en comparación con un grupo de control sano.
Este mismo grupo de investigadores comprobaron en otro estudio que la disminución de w-3, especialmente DHA, en individuos depresivos también evidenciaba daño oxidativo. Por ello se cree que la ingesta de DHA junto con antioxídantes capaces de llegar al cerebro, como el Ginkgo Biloba y el ácido alfa-lipoíco, pueden ser muy beneficiosos.
La incidencia de la depresión en la esclerosis múltiple es desproporcionadamente alta y se cree que es debido a la falta de los AGEs co-3 en el sistema nervioso central. Algunos investigadores han establecido una relación de diferencias geográficas entre la incidencia de la esclerosis múltiple y la deficiente ingestión de AGEs w-3 durante periodos críticos de desarrollo del cerebro. (Bernsohn)
– Esquizofrenia: pruebas clínicas bioquímicas y genéticas indican que la esquizofrenia es un desorden del metabolismo de la membrana de los fosfolípidos asociado a una pérdida de los ácidos grasos poliinsaturados (DHA y AA), resultando en un aumento de la actividad de la fosfolipasa A2, una enzima involucrada en la síntesis de las prostaglandinas a partir del ácido araquidónico. Algunos estudios sugieren que la causa es una variante genética.
Investigadores del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgia, Augusta, USA, descubrieron niveles muy bajos de DHA y de AGEs w-3 totales en pacientes esquizofrénicos.
Un estudio sobre la esquizofrenia de la OMS en ocho países durante 2 años demostró la relación entre el aumento de la esquizofrenia y el aumento de la ingesta de grasas saturadas y disminución de las grasas del pescado. Los resultados apuntan a que la esquizofrenia puede estar relacionada con la dieta. (Christensen)
– Alzheimer y demencia senil: estudios recientes han observado que personas que murieron de Alzheimer tenían una deficiencia de AGEs en el cerebro, especialmente DHA, un componente básico de la membrana de las células sinápticas.
En un estudio del Departamento de Medicina de la Universidad Nacional de Gunma, Japón, se observó que la suplementación con DHA mejoraba en un 65% los síntomas de demencia senil y en los pacientes con Alzheimer había una mejora en el habla, depresión y otros aspectos psicológicos. (Yazawa)
La absorción de ácidos grasos en los tejidos neuronales suele ser muy lenta, por lo que puede ser que no se vean resultados hasta después de seis u ocho meses. Si las condiciones degenerativas no se desarrollan de un día para otro, quizá los resultados no sean tangibles hasta transcurridos seis u ocho meses de tratamiento.
Sistema inmunitario:
Una dieta desequilibrada, especialmente con escasez de AGEs w-3 contribuye a una debilitación del sistema inmune a través del desequilibrio de las prostaglandinas y otras reacciones anormales. Por otro lado, un exceso de w-6 lleva a una superproducción de las prostaglandinas irritativas, de las que es precursor.
Mientras el EPA puro ha demostrado reducir algunos tipos de respuesta inmunitaria, los investigadores han comprobado, por el contrario, que el DHA no inhibe ninguna respuesta inmunitaria ni tiene ningún otro efecto adverso para la salud. (Fushida, Bechoua)
Estudios hechos en el Departamento de Microbiología e Inmunología en las Universidades de Indiana y Purdue, Indianapolis, USA, observaron que la recuperación de células T y B se incrementaba con el DHA. Este incremento era proporcional a las dosis administradas y se observó una respuesta superior en las células B. Los investigadores sugirieron que el DHA aumentaba las propiedades de la membrana celular y que mantenía el nivel de linfocitos necesarios para las reacciones inmunitarias que se requiriesen. (Scherer)
Son numerosos los estudios publicados sobre los efectos del DHA en las células cancerígenas. Sabemos que provoca la apoptosis («muerte celular programada») de éstas, aunque todavía se está estudiando el mecanismo por el cual esto sucede. También que a mayor concentración de DHA sus efectos se multiplican exponencialmente y que cuanto más activo es el cáncer más efectivo es el tratamiento, pues este consume mayor cantidad de DHA, sin dañar las células sanas.
Se ha comprobado que los AGEs w-3 (y muy especialmente el DHA) retrasan la formación de tumores, disminuyen la tasa de crecimiento, pueden reducir el tamaño de los tumores y su número. Una ingesta elevada de DHA de alta concentración provoca la necrosis de los tumores.
Un equipo de investigadores canadienses comprobaron que cuando el DHA se administra junto con la quimioterapia se consigue un crecimiento de la médula del hueso y un aumento de los macrófagos. (Atkinson)
Se estima que hasta un 80% de los cánceres en personas con menos de 65 años podrían evitarse mediante cambios en su dieta. Un estudio hecho en 1961 por un equipo de investigadores británicos en 24 países europeos mostró que el riesgo de cáncer de mama y colorectal estaba directamente relacionado con la baja ingesta de pescado. Igualmente vieron que en los países donde el consumo de grasa animal era inferior la incidencia de estos dos tipos de cáncer también era menor.
Diabetes:
La diabetes es la tercera causa de muerte en USA. Es la causante de serios problemas como ceguera, daño en el sistema nervioso, enfermedades cardíacas, gangrena y amputación de extremidades.
Todas las hormonas, incluyendo la insulina y el glucagon, controlan las células estimulando la producción de prostaglandinas, las cuales están compuestas de ácidos grasos esenciales. Si hay deficiencia de estos (lo cual es muy común entre los diabéticos), se interrumpe su producción, con lo que se intensifica la diabetes tipo II, aunque se fabrique suficiente insulina.
Los niveles altos de glucosa en los diabéticos interfieren en la capacidad de convertir el ácido linoleico en DHA, lo cual es importante por los siguientes motivos:
– el DHA (y el EPA) mejoran la función de los receptores de insulina, que ayudan a bajar los niveles de glucosa.
– el DHA ayuda a bajar los niveles de glucosa al aumentar las concentraciones de insulina en sangre.
– el DHA es un importante componente estructural de la retina. La degeneración de la retina es una causa común de ceguera en los diabéticos.
– el DHA ayuda a regular el nivel de lípidos en la sangre, un factor de riesgo para el desarrollo de la aterosclerosis. Numerosos estudios han demostrado la eficacia de los ácidos grasos w-3 para disminuir los niveles de triglicéridos en diabéticos, tanto insulino dependientes como no-insulino dependientes, sin ningún riesgo adverso sobre la glucosa.
– el DHA ayuda a corregir los síntomas de neuropatía (dolor al engullir y destrucción de los nervios y terminales nerviosas) en diabéticos.
Uso de las grasas para ayudarnos a perder grasas:
Los ácidos grasos esenciales (AGE) pueden ayudarnos a perder grasas porque:
– los AGE aumentan nuestro metabolismo y la producción de energía. En cambio, las grasas saturadas ralentizan nuestro metabolismo, por lo que es más fácil acumular un exceso de calorías.
– al aumentar nuestra energía nos sentimos mejor y más activos, lo que ayuda a aumentar nuestro tono muscular. Un mayortono muscularayuda a quemar más grasa.
– los AGE son necesarios para que nuestro cuerpo fabrique prostaglandinas de la serie 3, que actúan como diurético. Al eliminar el exceso de agua hacemos que la insulina trabaje más eficazmente en el
cuerpo y podamos quemar más glucosa para transformarla en energía.
Contraindicaciones:
– No ingerir DHA junto con anticoagulantes.
– El uso continuado de la Aspirina inhibe la enzima necesaria para asimilar los ácidos grasos w-3. Los AGE son muy importantes para mantener un nivel adecuado de lípidos en la sangre y para producir las prostaglandinas anti-inflamatorias.
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